El éxito de la Marcha no es solo por el número de participantes, kilómetros recorridos o pasos andados, por semanas de preparación o número de familias que históricamente han acudido a cada cita con la mochila a la espalda y el agua en la mano, por bocatas repartidos o incluso por recaudación obtenida. El éxito también se mide por crear conciencia social y ver con normalidad la diferencia, creciendo juntos sin complejos o ayudando a mejorar la sociedad en la que vivimos. Que la Marcha tiene historia pasada, que es una oportunidad anual de equilibrio que nos permite tomar el pulso con la sociedad y compartir emociones y avances a la vez que marca nuestra evolución de futuro entre otras muchas propuestas de estas características, es una ocasión extraordinaria que hay que gestionar año tras año sin dar nada por seguro y con la fortaleza de la acción diaria y el aprendizaje continuo.

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